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La regulación europea sobre IA en perspectiva

Sebastián Jaramillo Bossi Director Punto3

Por: Sebastián Jaramillo Bossi | Publicado: Lunes 25 de marzo de 2024 a las 04:00 hrs.
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Sebastián Jaramillo Bossi

En un mundo cada vez más impulsado por la tecnología, la regulación de la inteligencia artificial (IA) se ha convertido en un tema de vital importancia. La reciente aprobación por parte de la Unión Europea de la primera normativa para la regulación de la IA es un paso significativo en este sentido. Sin embargo, es importante cuestionar la aparente facilidad de su implementación y considerar los desafíos que enfrentaremos en el proceso.

La IA, con su capacidad para aprender y adaptarse, ha demostrado un potencial sin precedentes en una amplia gama de campos, desde la atención médica hasta la conducción autónoma. Sin embargo, este potencial también conlleva riesgos significativos, desde la discriminación algorítmica hasta la pérdida de empleos debido a la automatización. La regulación de la IA se convierte entonces en un delicado acto de equilibrio entre la innovación, la protección de los derechos y la seguridad de los individuos.

“Es imperativo que los países latinoamericanos, incluido Chile, adopten desde ya un enfoque de observador activo, siguiendo de cerca el desarrollo de regulaciones similares a las de la Unión Europea y aprendiendo de sus experiencias”.

La Ley de Inteligencia Artificial de la UE establece prohibiciones y obligaciones para los desarrolladores de sistemas de IA, así como un sistema de supervisión y sanciones significativas para aquellos que infrinjan la normativa. Algunos puntos del reglamento establecen normas claras para garantizar la seguridad y la protección de los derechos fundamentales; estos incluyen la prohibición de ciertos usos de la IA considerados de alto riesgo, la obligación de proporcionar transparencia y explicabilidad en ciertos casos, así como el establecimiento de sistemas de vigilancia y cumplimiento. Sin embargo, la implementación efectiva de estas medidas no será tarea fácil.

En primer lugar, la naturaleza dinámica y en constante evolución de la IA presenta desafíos significativos para la regulación. A medida que la tecnología avanza, es probable que surjan nuevas aplicaciones y riesgos que no están contemplados en la normativa actual. Mantenerse al día con estos avances requerirá una flexibilidad y agilidad regulatoria que pueden resultar difíciles de lograr en la práctica.

Además, la regulación de la IA es un tema complejo que abarca una amplia variedad de campos y aplicaciones. Desde los algoritmos de aprendizaje automático hasta los sistemas de reconocimiento facial, regular la IA requiere un profundo conocimiento técnico y jurídico, así como una comprensión de las implicaciones éticas y sociales de su uso. Esto plantea el desafío adicional de garantizar que la normativa sea lo suficientemente específica como para abordar los riesgos asociados con diferentes aplicaciones de IA, sin ser excesivamente restrictiva y obstaculizar la innovación.

Es imperativo que los países latinoamericanos, incluido Chile, adopten desde ya un enfoque de observador activo, siguiendo de cerca el desarrollo de regulaciones similares a las de la Unión Europea y aprendiendo de sus experiencias. Además, podrían considerar la adopción de estándares similares y fomentar la colaboración regional para fortalecer su posición en el escenario mundial de la IA.

Promover la innovación responsable, invertir en capacitación y educación en IA, y garantizar que se respeten los principios éticos y los derechos humanos son pasos clave que América Latina y Chile pueden tomar para abordar los desafíos y aprovechar las oportunidades que presenta la IA.

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